Desde hace tiempo estoy buscando a un activo que sea como patán, algo machista ¿si se bien que puede sonar raro, pero así me gustan sabes? Con la clara actitud de un macho que es un hombre pero que le guste coger putitos.
Hace tiempo conocí a un señor (rondaba cerca de los 40 años) alto (alrededor de 1.80m) de esos cabrones con cuerpo musculado pero gruesos, no definidos, (puedes imaginar el cuerpo de un cargador) Un señor de verdad.
El sexo con él me encantaba, cuando llegaba a la casa hasta miedo me daba (pero era uno de excitación) llegaba con una cara de mata putos que literalmente me hacía sentir temor, al atravesar la puerta me obligaba casi con un grito (tenía una hermosa voz gruesa) a quitarle los zapatos, enseguida me hacía oler sus pies y con cuidado quitarle los calcetines, de inmediato me ponía la planta del pie sobre mi cara y a pura orden me obligaba a lamerle los pies mientras me decía cosas como “A ver hija de tu chingada madre huélelos, lo sientes bien, he pinche putita de mierda". Era capaz de restregármelos por toda la cara y de vez en cuando meterme a la boca un dedo, dos o más. Terminado con eso, se ponía de pie y me levantaba bruscamente tomando mis brazos con fuerza y sacudiéndome un poco, y me decía: “quítame la ropa y hay de ti pendeja si me tocas mal”.
Tenía que ser cuidadoso, era casi reverencial desnudarlo, imaginaba que era una especie de gladiador o algo parecido al que lo desvisten con cierto grado de honor. Cuando por fin ya estaba desnudo, cual macho al que hay que venerar se sentaba en el sofá abría las piernas y tronaba los dedos señalando el piso para que me hincara de nuevo, me tocaba la cara estrujándome un poco y me decía “cuidado pinche putita y me lastimas, porque no te la acabas”, después me daba una cachetada leve y me sentenciaba “¿Entendiste?”, yo con sumisión solo asentía con la cabeza.
Prendía la televisión y no bajaba la mirada, de vez en cuando se estiraba un poco y me nalgueaba (Una nalgada, solo una en seco, fuerte y decidida que hacía que arqueara la espalda de dolor) y cuando quería me ahogaba con su verga metiéndomela hasta el fondo de la garganta, variaba el ritmo de tranquilo o a mi paso hasta más duro o me hacía tragármela completa hasta que sentía sus vellos en mí nariz. Cada que escuchaba una arcada mía, soltaba una risita burlona.
Una vez que quedaba satisfecho me empujaba hacia atrás, se levantaba tranquilamente y con voz de mando me ordenaba ir detrás de él a una habitación “párate pinche puta, vamos al cuarto”, caminaba con un garbo y orgullo impecable, yo me deleitaba viendo su cuerpo balancearse cual macho.
Una vez frente a la habitación yo debía adelantarme a abrirla, él me empujaba con fuerza para adentrarme, me colocaba frente a la cama y comenzaba a desnudarme con vil rudeza, arrancando cada prenda a veces incluso rompiendo algunos botones o si lo deseaba rompiendo mi ropa. Paso seguido, ya desnudo me veía directo al rostro, con ese aire que un hombre tiene de autoridad con una mirada penetrante y en tono amenazante me decía: "Más vale, por tu bien que te hayas limpiado muy bien tu culo, puta”, tomándome de los brazos con fuerza me aventaba bocabajo hacia la cama, me tomaba de mis tobillos y me jalaba hacia él, me abría las piernas y como si fuera una inspección me abría las nalgas, después me acomodaba a su antojo y ya listo me soltaba dos o tres escupitajos sobre mi culo, ponía la cabeza de su gruesa verga en mi entrada, colocaba sus manos en mi cintura y apretaba un poco para ubicar bien su posición, esperaba un momento, tenía intenciones de que no pudiera saber en qué momento me penetraría, y cuando yo me relajaba un poco, sin mediar palabra me ensartaba de putazo, normalmente solo la cabeza, lo suficiente para hacerme sentir el peor dolor de mi vida.
Eso le excitaba de sobre manera, yo me quejaba y me revolcaba, intentaba zafarme del él y alcanzar con mis manos mi ano y sobarme un poco, pero él era mucho más fuerte que yo así que solo tenía que empujar mi brazo para evitar que lo tocara, si lo hacía demasiado me jalaba del cabello hacia atrás con fuerza, en esa postura además de darme un poco de dolor por el jalón, también me obligaba a arquear la espalda, levantando más las nalgas y en consecuencia dejándole el “camino” más abierto.
Ya en este punto las groserías sobraban, me decía: “¿Qué ya te dolió, pues me vale madres cabroncita, querías verga no? Pues ahora te chingas te la tragas" y me ponía una cogida bien cabrona, por más que gritara o suplicara que se detuviera, o solo por los meros quejidos de dolor el seguía, me montaba poniendo toda su fuerza en cada una de sus embestidas, me sacaba la verga por completo y luego me la volvía a ensartar de un jalón hasta los huevos, me nalgueaba y me daba uno que otro golpecito muy leve en la espalda o unas nalgadas en seco, para hacerme parar más las nalgas me volvía a jalar más del cabello, y seguía con sus arremetidas durante unos 20 o 30 min, siempre firme, fuerte y durísimo, sin importarle más que su placer.
Finalmente ya satisfecho y sólo cuando él quería que terminará frenéticamente aumentaba el ritmo colocaba sus manos sobre mi cintura y me apretaba con fuerza, con fuertes espasmos terminaba dentro de mi o sobre mis nalgas, se venía en abundancia se limpiaba las manos si tenía algún residuo sobre mi espalda o sobre mis nalgas, y restregaba su verga nuevamente limpiándose en mi de toda su leche, acto seguido se levantaba, iba hacía el baño se limpiaba con agua y jabón se vestía y se arreglaba, todo mientras yo estaba tendido sobre la cama con el culo hecho pedazos, cansado y adolorido por su trato, pero extasiadamente contento y satisfecho.
Finalmente me decía: “¿Qué haces ahí pendejita, órale, ve a abrirme la puerta”, me levantaba y abría la puerta cruzaba con el mismo aire de orgullo y ya afuera giraba un momento el rostro y se despedía diciéndome: “Me divertí, te llamo para la siguiente” y se marchaba.
En algún encuentro le llamó su esposa, (quién después supe lo reprimía sexualmente mucho, y por eso desquitaba esas ganas conmigo) y me sorprendió que no le costaba mucho engañarla, finalmente perdí tiempo después contacto con él, y me quedé con las ganas de un macho como él.
Ahora estoy en la búsqueda de alguien con ese perfil, que quiera divertirse conmigo así como lo hacía mi macho, mi cabrón mi domador.
Cuenten sus historias sobre ello o si buscas un pasivo como yo mándame un mensaje.