Aburrido tal vez, porque aquí no hay infidelidades, ni cosas con primos, ni sexo publico, ni nada muy tabú, algo largo porque así fue esa noche y me cuesta detenerme, y creo, además, termine aprendiendo una lección de eso, pero creo el mayor extremo al que he llegado fue una vez con un amigo con el que cogía seguido. El era mayor que yo como por unos 20 años, le gustaba el fisting y tenía el culo entrenadísimo, pero conmigo era activo y le encantaba culearme durísimo y llenarme el cuerpo de mecos. Le gustaba por entrón, creo, tal vez le recordaba a él mismo. Yo le correspondía, pues, fisteandolo y poniendome a su disposición. Él tenía una verga muy rica, además, cabezona y gruesa, siempre depilada al raz por lo que era muy suave al mamar y con unos huevos bien colgados que me encantaba escuchar chocar contra mi cuerpo o sentir sobre la cara. Por lo general cogíamos por la tarde y terminabamos hasta la noche. El wey trataba cosas diferentes conmigo cada que iba con él, como iniciandome en sus placeres, yo apenas estaba en mis primeras experiencias cuando empecé a verme con él. Y a veces pienso que tal vez él tampoco hacía tanto como decía, ni tenía tantas experiencias cabronas como presumía, sus historias se contradecian de vez en cuando, pero coger con él nunca fue aburrido. Me enseñó un putero ese cabrón.
Un día me invitó a su casa en la noche. No era común, pero tampoco nada que pareciera fuera de lo normal. Cuando me recibió en la puerta, él ya estaba desnudo con la verga bien parada, y en cuanto crucé me empujó al suelo para que empezara a mamarsela. Otra vez, nada fuera de lo común. Estuvimos así un rato y me jaló a la cocina, me voltió y me empinó en el desayunador, me bajó el pantalón y el boxer de un jalón y me empezó a comer el culo, dilatandolo con los dedos. Me metió la verga de un empujón, ahí es donde no lo sentí tan común, porque el vato sabe que soy más bien estrecho y aunque sí me prende que me abran el culo con fuerza, él siempre tenía cuidado de no lastimar, por lo menos al inicio. Esa vez pareciera tener prisa. Me saqué un poco para que le bajara de huevos porque me había dolido y nomas me contestó -no te hagas, si eres bien puto, así te gusta, mirate la verga toda parada-, innegable, la tenía bien parada y pues me volví a acomodar para que volviera a empezar. Otra vez me la metió de un empujón y nomás me retorcí pero hice todo por aguantar, así me dio un par minutos, primero duro, luego fue bajando el ritmo, luego duro otra vez. Rico. Luego la sacó y yo me agaché porque creí que se iba a venir y quería que me los echara en la cara. El wey me empezó a golpear la cara con su verga y me preguntaba que si estaba bien caliente, yo le respondía que sí y abría la boca para que me pegara en la lengua o me acercaba para rozar sus huevos con mi rostro, él continuaba golpeando, como provocando a que la alcanzara y me la metiera a la boca. Entonces me preguntó si quería coger toda la noche, me dijo que me podía quedar con él y que íbamos a seguir cogiendo, que me iba a gustar y no me iba arrepentir. Le respondí que sí y me levante porque entendí que esto iba para largo, que no se iba a venir. Ahí me confesó que ya lo tenía planeado, que sabía que le iba a responder que sí así que se había tomado un viagra y que no se le iba a bajar en unas horas. Me invitó a tomar algo también, no viagra porque sabía que a mi edad y con mi calentura no lo necesitaba, pero sí algo que me mantuviera flojito para no parar. La neta me prendió la idea porque nunca me habían hecho esa propuesta y la neta que te digan que te van a dar hasta el amanecer sin parar suena divertido. Me tomé lo que me dio sin preguntar. Un coctelito.
Con él probé los poppers por primera vez también, y los usábamos todo el tiempo así que le tenía confianza y pues sabía que él sabía de sustancias y cosas para hacer el sexo más intenso, o más duradero. Subimos a su cuarto, la cama ya estaba revuelta y los poppers y el lubricante afuera con una página de porno en la computadora. Entendí también, que no había sido su primer visita esa noche, pero no dije nada. Volvimos a empezar. Ahí llegó la segunda propuesta, invitar a más gente: a algunos de sus amigos o gente de las apps, vatos que me cogieran a mí y se lo cogieran a él o que él pudiera cogerse mientras el vato me cogía, o que nos cogieran a uno de los dos mientras el otro veía o a un par a la vez y que nos cogieran a ambos. Básicamente la idea era juntar a todos los weyes que se pudieran, no en una orgía sino estarlos rotando. En mi calentura, acepté.
Rápidamente contactó a uno de sus amigos y lo invitó. Le dijo que tenía con él un culito que le iba a encantar, eso me prendió más. Luego llamó a otro y a otro, les dijo lo mismo, se pusieron de acuerdo. Mientras él estaba al teléfono su verga no salió de mi boca. Fajamos un rato mientras esperábamos a que llegara el primer vato. Cuando llegó me pidió que me pusiera en cuatro arriba de la cama, con el culo parado dando a la puerta. El bajó para abrirle al wey y mientras yo esperaba a que subieran inhale poppers hasta sentirme mareado, sabía lo que venía. Cuando el vato entró al cuarto se bajó los pantalones y se fue directamente contra mi culo, primero suave, con timidez tal vez, luego fue subiendo el ritmo. Mi amigo se sentó frente a mí para que le mamara la verga, pero más bien creo que era para que no volteara a ver a su amigo. Cerré los ojos y me dejé llevar. Sentir el peso del wey sobre mí sin saber exactamente cómo se veía me prendió muchísimo, era un wey pesado pero no aguado, sólido. De repente sentía que ellos se movían para besarse pero nos mantuvimos así un rato, misma posición. Una vez que el vato agarró ritmo nunca lo bajó. Tal vez levantaba la pierna, o empujaba mi pecho contra la cama o jalaba mi cuerpo desde la cadera, pero la posición se mantuvo igual. Mi culo empinado, el atrás ensartando y mi cara al frente.
Entonces llegó otro de sus amigos. El amigo que me estaba cogiendo preguntó que quien había llegado, mi amigo contestó, y el wey siguió cogiendo como si nada. Mi amigo bajó a recibir al nuevo invitado. Nunca se dio la orden pero era claro que se suponía que no tenía que moverme. El nuevo amigo subió rápidamente y se acomodó en un costado, jalandosela mientras veía. A él si podía verlo, era un wey como de mi edad, delgado, no guapo no feo, verga larga y delgada. Mi amigo se volvió a acomodar para que se la mamara. Poquito después el wey sacó la verga de mi culo y me volteó para echarme los mecos en la cara. Apenas tuve chance de cerrar los ojos y ya tenía el rostro cubierto, abrí los ojos mientras el wey batía sus mecos en mi rostro, así vi al vato por primera vez, era un wey mamado, no guapo, ya madurón, pero desde mi ángulo y con su cuerpo el wey se veía como un dios. Abrí la boca y saqué la lengua, él utilizó su verga para quitar los mecos de mi cara y ponerlos en mi lengua. Me los trague todos y empecé a mamarlo como pidiendo más. El wey me dijo -ya sé lo que quieres-, no respondí, no sabía si en juego se me permitía hablar o si tenía algo que decir, me agarró del brazo, me levantó y me guió hasta la regadera, me empujo al piso, me agarró de la quijada, me escupió la cara y me ordenó que lo siguiera mamando. Obedecí. Él me escupía de vez en cuando, juntando gargajos a veces y solo saliva en otras. Yo no separaba mi boca de su verga más que para lamerle los huevos, pero él me ordenaba que siguiera mamando, y seguía escupiendo. Luego sacó su verga de mi boca, se la jaló levemente y tiro un chorro de orina sobre mi pecho. Agarró mi cabeza y me baño con su orina. Podía sentir el chorro caliente sobre mí, podía sentir como descendía sobre mi cuerpo. Era riquísimo. Era la primera vez que alguien me orinaba. Enseguida prendió la regadera y nos dimos un regaderazo mientras fajábamos y nos besábamos y él me dedeaba diciendo que tenía que mantener mi culo abierto porque la noche todavía era larga. Ahí entendí que el vato no era tan alto como se veía cuando se vino en mi cara, ni su verga tan grande como se sentía dentro de mí, pero yo seguía prendido a él. Me vine.
Cuando salimos del baño el segundo vato se estaba cogiendo a mi amigo. Se veía duro o al menos con mucho movimiento. Honestamente mientras estuvimos en el baño ni siquiera pensé en ellos. Me estaba dejando llevar. Jale los poppers y me les uní besando al segundo vato, pensando que el primer vato también se uniría pero se quedó a un lado. El vato me pidió que me cogiera a mi amigo y aunque no fuera algo que hiciera normalmente y que nunca había hecho con mi amigo, lo hice, luego el vato me pidió que me moviera y se lo empezó a coger otra vez, luego regresé yo. Nos turnamos, un par de bombeos yo, luego otros él. No sé si fue placentero o idiota, solo me concentraba en el sonido de mi amigo gimiendo, tratando de que no se detuviera. Mi amigo me pidió que me acostara en la cama y se sentó en mi verga, enseguida el segundo wey también metió su verga y le dimos entre los dos. De repente sentí una verga en mi cara, estaba semi flácida pero estiré el cuello para lamerla, mi amigo también la estaba lamiendo y nos besábamos mientras lamíamos la verga en mi cara. Era la del primer wey, que al fin se nos había unido. Casi enseguida el segundo wey le saco la verga del culo a mi amigo y le pidió que se moviera, se vino en mi abdomen. Mi amigo se la jaló poquito y se vino en mi pecho. El primer wey me dio una cachetadas suaves y me dijo -putito-, bien caliente me volví a prender de su verga. Mi amigo embarro sus mecos y los de su amigo por todo mi torso. Neta no me podía detener. Ni me dí cuenta cuando se fue el segundo vato.
Enseguida el primer wey me pidió que me acomodara porque me la iba a volver a meter, no sin antes empujar el frasco de poppers en mi nariz para que le diera otro golpe. Lo hice. Tres o cuatro veces. Golpes largos. El vato me la metió hasta el fondo. El vato gruñía cuando empujaba. Me prendió más. El vato me agarró los brazos, me tenía sometido, pero yo solo podía pensar en lo rico de sus gruñidos y la fuerza con la que entraba en mí. Se sentía riquísimo. Mientras, mi amigo buscaba al siguiente invitado. El vato me acomodó en diferentes posiciones, me nalgueaba, me cacheteaba, me escupía, me ponía la poppers en la nariz para que inhalara cuando él dijera, por el tiempo que él dijera, me decía que era su puto perro, me recordaba lo mucho que estaba disfrutando, me dio como quiso, con su fuerza podía moverme con facilidad, y pues que era yo sino un hoyo que él podía acomodar a su gusto. Obediente. Les digo, se sentía riquísimo. Se vino dentro de mí, me dijo, al oído, que lo conservara, que era mi premio por ser un buen puto. Le creí, lo hice.
Tomamos un descanso para agarrar aire, nos besamos rico y él pasaba sus dedos por la circunferencia de mi culo, sin meterlos, solo rodeándolos. Me di cuenta que estaba super abierto, como nunca. Quería más, pero él quería descansar y mi amigo estaba pegado buscando a otro wey para traer. Esperé, me seguí besando con el wey. Llegó el tercer vato, un wey panzoncillo pero guapetón, con él la cosa fue muy normal, se cogió a mi amigo un rato, a mí un rato más pequeño y se vino rápido, dentro del condón que usó conmigo. El primer wey se quedó a ver pero no participó. Cuando se fue nos acostamos mi amigo, el wey y yo en la cama, nos tocábamos pero nada cachondo, leve, mi amigo empezó a buscar a un cuarto wey, empecé a sentir que se me bajaba la calentura, empecé a sentir que mis sentidos estaban regresando, me di cuenta que había estado aturdido y empecé a recordar lo que había hecho hasta el momento. El primer wey se dió cuenta y no tardó en ponerme los poppers y ordenarme a que le lamiera los huevos. Claro que lo hice. Otro coctelito. Me regresó la calentura. Para qué pensar, para qué recordar si podía sentir, y se sentía bien.
Mi amigo encontró al cuarto visitante y en lo que se ponían de acuerdo y esperábamos a que llegara, el wey nos puso a mi amigo y a mí en cuatro, nos puso uno al lado del otro y empezó a jugar con nuestros culos. Otra vez con la botella de poppers frente a nosotros para que diéramos golpes cuando él lo ordenara. Pronto ya tenía el puño en el culo de mi amigo y varios dedos en el mio. Lo gozamos un rato, mi amigo y yo nos besábamos, este wey nos estaba tocando justamente donde se debe. Cuando llegó el cuarto invitado, el wey nos ordenó que no nos moveriamos, y bajó a abrirle, al regresar al cuarto me dio una nalgada y dijo -este es mío, tú dale a ése-, señalando el culo de mi amigo. La neta para ese rato ya no sabía si el nuevo invitado estaba guapo o no, pero se veía rudo, sabrozón, y se me antojaba un chingo. El primer wey me la empezó a meter mientras el otro wey le comía el culo a mi amigo. Esta vez no iba tan duro, disfrutaba. Otra vez sus gruñidos, aunque más suaves. El cuarto wey empezó a cogerse a mi amigo. Otra vez sus gemidos, aunque más distantes. Cambiamos de posición. Ahora recostado en la cama podía ver todo. La cara del primero mientras me cogia, el cuerpo del cuarto dándole a mi amigo, a mi amigo disfrutando. No había manera de detenerse, todo estaba rico. Estuvimos así un buen rato, cambiando de posiciones levemente, más por cansancio imagino, tocándonos entre los cuatros pero sin cambiar de vato. Más poppers. Mi culo era del primero y así hasta que se vino una vez más, otra vez en mi cara. Esta vez no los embarro, ni los empujó a mi lengua, los dejo ahí, colgando. Riquísimo. Enseguida le ordenó al cuarto wey que me cogiera, lo acomodó y el wey me empezó a dar. El vato decía cosas pero yo apenas lo escuchaba, prefería disfrutar su verga, nomas escuchaba al primer vato dar indicaciones. Más fuerte, más fuerte, destrozalo. Y escuchaba los cuerpos chocar. Como me iba a detener, imposible. Más poppers. El primer vato le dijo al cuarto wey que me siguiera dando así, o que me diera más fuerte. El cuarto wey se prendió, cada vez más violento, con pequeñas pausas, y yo ya no sentía más que su verga dentro de mí. Otro coctelito. Cerré los ojos, me dejé llevar. No sé cuanto tiempo paso pero cuando los abrí ya había un nuevo visitante cogiéndose a mi amigo y tarde en darme cuenta pero había otro dándome a mí. El primero seguía ahí, viendo. Me quise levantar pero no pude, tal vez tampoco lo quise tanto, la neta el nuevo wey cogía rico, más suave, pero rico. Volví a cerrar los ojos, otra vez solo a sentir, unicamente sentir.
Sé que hubo otro vato, por lo menos, con él no sé bien lo que hicimos, solo recuerdo brevemente su cuerpo. Aunque mi amigo dice que hubo varios más, y en especial uno que al parecer me encantó y que le pedía que me diera más y más, que no se detuviera. Dice que la pasé bien. La neta no lo recuerdo. Cuando desperté al siguiente día, ya habían pasado varias horas, me di un regaderazo y empecé a sentir todo el cuerpo adolorido, no solo el culo y las nalgas, todo el cuerpo. Cuando salí comenté con mi amigo lo que había pasado e insistió en que la pasé muy rico y no dormí hasta pasado el amanecer. Tal vez sí, no es que se me olviden tan fácil las cosas, pero sí sé que una vez que empiezo me cuesta detenerme, sí me doy cuenta de eso y pues aunque haya perdido un poco la razón, si no me dieron el respiro para componerme, tampoco dudo que le haya seguido y hasta la haya pasado bien. La neta me sigue prendiendo esa noche, aunque sé que de repetirse algo similar tendría más cuidado de no dejarme llevar.
Ya cuando iba para mí casa solo pensaba en todo lo que me pudo haber pasado por caliente. Que se aprovecharán de mí es lo de menos, en parte ese era el plan, ceder el control, dejarme llevar, pero pensaba en mi salud o en que alguien me pudiera haber lastimado. No lo he vuelto a repetir. Hicimos un par de tríos o cosas mas o menos grupales después con mi amigo, pero si me daba algo de miedo quedarme o tomar algo más que poppers con él. También, le pedí a mi amigo el teléfono del primero de sus amigos en llegar, pero nunca me lo quiso dar, bromeábamos en que se ponía celoso y nomás se hacía menso. En parte sí me gustaría contactar a ese otro wey, para que me siga escupiendo y culeando y orinando y diciéndome que soy su puto, porque eso es lo que más me gustó de esa noche, pero también porque tal vez él se acuerda de más cosas de esa noche. Me gustaría escuchar mi experiencia desde la perspectiva de otra persona que no sea ese amigo que tal vez está exagerando lo mucho que cogimos. Ni de mí mismo que tal vez goce de más por todas las chingaderas que me estaba metiendo.
¿Cómo puedo mejorar su día?