En la central de autobuses de Ciudad Valles se arma rico el desmadre.
Pasé al baño y cuando me estaba lavando las manos, un ñor se dirigió a los cubículos y me hizo señas. Lo seguí y nos metimos a un baño a coger.
Después de la cogida, el señor se fue. Me esperé y llegó un chavo muy varonil y con acento norteño y pues me metí con él al último cubículo y me cogió riquísimo.
Salí bien despachado de ahí. Lástima que estaba de visita y vivo muy lejos.