Respuesta para chavoDFectuosoLatino:
Preguntan y preguntan dónde están porque siempre hay un "buen samaritano", "colega", "solidario" que está dispuesto a responder una y otra vez a las preguntas de los analfabetas funcionales.
¿Dónde está?
¿Me pueden dar la ubicación exacta y cómo le hago para llegar?
¿A qué horas abren, a qué horas cierran, cuánto cuestan?
¿Si voy ahorita encontraré jale?
¿Qué días y a qué horas se pone bueno?
¿Quién me invita?
¿Quién me lleva?
¿Quién va hoy?
¿Cómo le hago para entrar?
Utsss!!! Y faltan muchísimas más preguntas ociosas.
Propongo que nadie conteste esas preguntas para ver si, de esa manera, los atenidos, analfabetas y locas de la cabeza, dejan de saturar el sitio con sus preguntas porque si se dan cuenta del 100% de posts, un 70 u 80 % corresponden a este tipo de preguntas y los posts con algún contenido interesante, información o anécdotas se van reduciendo porque nadie quiere entrar a un sitio a leer basura. Ahí está la propuesta, si les interesa, adelante.
Y paso a narrar mi aventura en los Marina. Sucedió que, por azares del destino, el año pasado, tuve que vivir un par de meses en el DF así que aproveché para recordar estos baños. Llegué como a las 10 de la mañana, pensé que estaría vacío, pero me encontré con tres personas, un señor como de 60 y dos chavos de mi edad (ja ja ja), chacales, con las manos y la cabeza negras (son mecánicos), estaban pedones y se la querían cortar con el vapor. El asunto fue que para no ganarme un madrazo, me abstuve de intentar nada con ninguno de los tres, pero en una de esas que salí a las regaderas para enjuagarme, al regresar al vapor, me encontré a los dos mecánicos jalándose la verga, cada uno por su lado y al señor nomás mirándolos. Me dije, de aquí soy, y me senté junto al mecánico que me latió más y le comencé a acariciar la pierna, no dijo nada, luego subí la mano hasta alcanzarle la verga, él retiró su mano y se dejó masturbar cerrando los ojos. Obviamente me bajé a darle unas mamadas a su verga gorda, enorme y olorosa a aceite de carro. Me le senté encima, traté de metérmela, pero nomás no entraba, pero la calentura estaba cabrona. En una de esas que volteo y veo al ruquito con el otro mecánico, los dos en lo suyo, mamando verga. Al poco rato, mi mecánico se cansó, se tiró en el suelo, me dijo que me montara y así estuvimos, yo mamándole los pies y el cabrón metiéndome su verga. Pero todo terminó abruptamente cuando entró un nuevo cliente, los mecánicos, en chinga se hicieron pendejos y luego se salieron a las regaderas, allá terminaron de bañarse y se fueron. Lo mejor del caso fue que, al dar vuelta a la calle para ir por mi coche, vi un taller mecánico, no pelé, me subí al carro y en lo que me iba, escuché música y gritos de borrachos, cuando volteé, vi a los mecánicos ahí, seguían chupando y preparándose (supongo) para otro vaporazo.
