No sé por qué me borraron mi relato del lunes. Los publico a manera de diario, para evitar que alguien los vea en mi compu por si me llegan a stalkear y con la intención de compartir con quien le agrade el faje entre vatos.
Pues en ese relato decía que el lunes 07-0ct tuve vuelta para el Dorado como a las 9 pm y al terminar pasé a los baños de la central camionera. Tenía mucho que no iba y entré a los que están debajo del puente. Estaban llenos y estaba un chavo de barba de candado esperando su turno, recargado en la bardita donde antes ponían el papel de baño. Iba de short y playera deportiva, se veía muy bien y era evidente que buscaba faje. En cuanto se desocupó el primer cubículo se metió ahí.
Para mi suerte se desocupó el del final, me metí y casi de inmediato me la empecé a jalar para llamar la atención del de al lado. Noté su sombra que se empezó a agachar y a mirar por el agujerito para espiar. Me empezó a hacer señas para que le mostrara. Me agaché un poco para que me agarrara el culo o la verga. Me masturbó un poco y pude ver que era un señor ya maduro, pues tenía canas en los brazos. Me hizo señas para que me hincara, pero ya no me llamó la atención. Los viejitos son siempre bien intensos e insistentes.
Me agaché para ver a los demás y el chavo de barba de candado ya estaba hincado con una rodilla al suelo mostrándole su vergota morena al de al lado, que lo estaba masturbando. Muy rico. Lo malo es que ya había sonado varias veces la puerta de la entrada y estaban ya como 4 personas esperando el baño. Como nadie salía y no quería hacerle caso al viejito de al lado, salí a hacer tiempo a los lavabos, mientras entraba y salía gente de los cubículos.
Volví a hacer fila para entrar. Estaban delante de mí un chavo como de 20 años, delgado y moreno y un chacal de entre 35 a 40 años, así como un viejito. Se notaba que el chacal y el chavo buscaban faje, por que de repente se agarraban el paquete discretamente. En cuanto se desocuparon los baños entró cada quien a uno y al final me volvió a tocar en el del fondo. Volví a jalármela, pero para mi mala suerte estaba otro señor maduro al lado mío, era de esos que van muy mal vestidos y parecen vagabundos, iba de pants y calcetines de vestir, aparte era de esos señores que tiene las piernas flacas y descoloridas. Nada que me atrajera.
El señor andaba bien caliente y se la estaba jale y jale, hacía mucho ruido con la fricción de la mano con su verga, pero la neta no me llamó la atención. Los de los otros cubículos se agachaban a cada rato, pero nadie hacía nada. Fue una pérdida de tiempo como de 15 minutos que nadie hacia nada, a pesar de que todos querían algo.
Entró un señor de ropa de vestir al primer baño y casi de inmediato dejó abierto su cubículo, para exhibirse y el que estaba sentado en la bardita del pasillo lo vio, se acercó y se metió a jalársela. Así lo hicieron en lapsos mientras entraba y salía gente. Abrí mi cubículo y me asomé con la verga de fuera para que me viera este vato. Eran dos, me vieron y uno se acercó conmigo, era un chacal delgado y moreno, como de 25 a 30 años. Me miró mientras yo me la jalaba y le indicaba con la mirada que me tocara. El wey sólo me pellizcó un pezón por encima de la playera. Me la levanté para que me tocara desnudo, pero el wey volteó hacia los lavabos a ver si venía alguien y al final no se animó y se regresó a los mingitorios.
Después de ahí fue otro rato de weyes que entraban y salían, pero nadie se animaba a nada. El viejito que estaba al lado mío ya había salido y entrado dos veces a diferentes cubículos a jalársela, pero nadie le había hecho caso. Creo que en los mingitorios sí se la estuvieron jalando algunos weyes, porque a pesar de que se iban desocupando cubículos algunos se quedaban ahí.
Ya aburrido y fastidiado, estaba casi por irme cuando llegó alguien al penúltimo cubículo y movió el bote de la basura hacia su lado izquierdo. Eso lo hacen muchos para tapar la vista a los demás cuando van a fajar. Iba bien vestido y casi de inmediato noté su sombra de que se empezó a agachar. Le hice señas con la mano y el wey se agachó, sin hincarse y me mostró su verga flácida. La tenía cabezona, sin circuncidar y morena, de un color como bronceado. Lo manoseé y se la jalé un rato al wey. Luego se hincó con una rodilla al piso para ser más discreto y le pude ver bien su pito, medio parado, muy sabroso y grueso. La neta sí estaba pitudo, unos 17 a 18 cm, un poco curvo a la derecha y grueso desde la base a la punta. Me lo acercó y le mamé la punta. Muy rico, el wey se acercó más para darme más pito y penetrarme oralmente.
Entró gente y nos sentamos, pero en cuanto se desocupó esta vez se hincó y pude tragarme toda su verga a fondo. Parecía ser un wey alto, por el tamaño de su pito. La neta ya me había puesto bien caliente y quería deslechar esa verga. Por mala suerte entró el intendente a barrer y tuvimos que esperar. Andábamos tan calientes que a pesar de que el intendente estaba ahí, en cuanto se puso a barrer por los mingitorios y lo perdimos de vista volvió a hincarse y le volví a chupar ese pitote rasurado y sabroso que tenía.
Entró otra persona, al parecer un amigo del intendente y se metió en el tercer cubículo, al lado de este vergón y ya no pudimos hacer nada. Salí a lavarme las manos y la cara, esperando a que se fuera este señor y/o el intendente. En cuanto salió el intendente me volví a meter al baño del fondo, pero el vergón ya iba de salida. Así que en cuanto salió, abrí mi cubículo y él me vio por el espejo, volteó y me miró como diciendo “¿Qué onda, le seguimos?”.
Me acerqué al lavabo. El vergón era un tipo como de 35 a 40 años, muy chaparrito para mi sorpresa, mediría como 1.60, pero el pitote que me dio a mamar era casi de 18 cm. Era de tez blanca, rasurado, iba de lentes y vestido muy juvenil, lo que lo hacía parecer un chavorruco, pero aún así muy atractivo, de buen cuerpo, bastante piernudo y de buen culo. Nos lavamos las manos y le hice señas para ir a los mingitorios, pero se acercó a mí y me dijo en voz baja: “Ahí está un compañero del intendente”.
Aprovechando el tenerlo tan cerca, me acerqué aún más, como diciéndole con la mirada “Wey, me latiste un chingo” y le di un beso. Sólo lo besé en su labio superior. Lo hice dos veces. El wey se calentó, se agarró el paquete y se sacó la verga de sus jeans negros ajustados. Estábamos justo en la entrada, pero aún así me agaché a mamarle el pito, olerlo y pasarle la lengua desde los huevos a la punta. El wey se la volvió a guardar y pude verle su pitote doblado a la derecha, la cabeza se le notaba justo por encima del bolsillo derecho. Se la sobé (Midiendo con una regla en casa, serían entre 17 a 19 cm lo que le mediría, desde el cierre del pantalón hasta el bolsillo derecho).
Le volví a insistir en ir a los mingitorios, esta vez accedió, se sacó otra vez la verga. Le levanté la playera para mirar su cuerpecito marcado y le mamé su pezón derecho, los tenía chiquitos y rosados. Luego me agaché para mamarle la verga a fondo, mientras él me agarraba las tetas y me pellizcaba un pezón. Sin embargo, al succionarle muy fuerte la verga se me escapó un sonido con la boca, muy común al mamar pito y el wey se asustó, pensando que saldría el amigo del intendente a acusarnos. Se la volvió a guardar y regresó a los lavabos.
Estaba por pedirle su número o decirle que nos fuéramos a otro lado. Le volví a agarrar el paquete por encima del pantalón y el wey me tomó del cuerpo, me giró y me dio varias embestidas con la ropa puesta, simulando cogerme y me rozó su paquetote por todas mis nalgas (pero con ropa, qué mal…). Qué cabroncito tan rico, hace mucho tiempo que no me tocaba alguien así de cachondo. Se la volvió a sacar y esta vez se la jalé y mamé al mismo tiempo, hasta que sentí que ya se iba a venir. El wey se despegó y se fue a un mingitorio a deslecharse. Yo escupí en el lavabo y me lavé las manos, me acerqué a él por detrás para agarrarle la verga, pero me dijo que no, ya se había venido y yo creo la tenía sensible.
Nos fuimos a lavar las manos. El wey se despidió, levantando ambos pulgares y salió. Yo me quedé a lavarme la boca y la cara, con la decepción de no haberle pedido un medio de contacto y tuve que llegar a jalármela en la casa.