Cuándo escribo las diez razones, estoy tomando ese número como forma de resumir una postura. Tal vez ustedes agreguen la once o la doce o más. De manera que no hay nada mágico en ese número, sino sólo una forma de sintetizar pensamientos.
1) No soy activo porque carezco del impulso, que me lleva a invadir al otro.
2) No soy activo, porque carezco del impulso de dominio.
3) No soy activo, porque necesito sentirme protegido.
4) No soy activo, porque mis fantasías nunca son viriles.
5) No soy activo, porque me erotiza sólo lo auténticamente viril.
6) No soy activo, porque mi forma de pensar siempre es complementaria de lo viril.
7) No soy activo, porque mi forma de dar afecto está vinculada a la disponibilidad y no a la solicitud.
8) No soy activo, porque disfruto más con que me descubran, que con descubrir.
9) No soy activo, porque me gusta que seduzcan, mucho más que con seducir.
10) No soy activo, porque no he encontrado más placer, que sentir latir la virilidad en forma de vida, dentro de mí.
Y quiero que noten que éstas razones, que ciertamente son pocas y parciales, no hablan a propósito de “penetración”, la que considero la necesaria manifestación física, de ese perfil psicológico. Pero la razón tal vez más importante, no está en ninguna de las diez antes mencionadas, y es que ser activo o pasivo no es una elección. Y por lo tanto esas razones, deben leerse de tal manera que nos permitan descubrir por la negativa, nuestra condición de pasivos totales.
Ser pasivo, es un descubrimiento y no una elección. Por eso, veo que muchas personas están muy preocupadas por la genitalidad, pero no están preocupadas por descubrir su identidad. Siendo que la genitalidad, es la expresión de la identidad. Pero además, la mayoría de las veces la genitalidad no funciona como se espera, porque no se ha hecho un trabajo previo que lleve a descubrir y profundizar la identidad sexual. De ahí que sin identidad, no se pueden alimentar las fantasías que son las fuentes primarias del erotismo. No se puede esperar que nos pasen cosas maravillosas en el sexo, si previamente no descubrimos y asumimos nuestra propia y particular identidad. Hay pasivos que esperan que les vengan como por arte de magia, orgasmos u otros tipos de éxtasis, por el solo hecho de sentir la penetración de un macho.
Es el trabajo interior y la búsqueda de lo que somos, lo que nos va a permitir llegar a niveles de excitación y placer mayores. Pero eso, el pasivo total debe descubrirse y darse tiempo para realizar una elaboración y reconocimiento de sus sensaciones, de sus deseos y de su forma de ser. No hay una receta para eso, porque cada pasivo total es distinto. Pero será un trabajo ineludible si se quiere encontrar el macho complementario. Sin saber lo que uno es, no es posible encontrar nuestro propio complemento.
